El mito de la reducción de las emisiones de carbono a cero
Introducción
Mucho se ha especulado acerca del grave problema del cambio
climático y las graves consecuencias que traerá esta situación para la
sostenibilidad de la vida y de las economías mundiales en los próximos años.
Hasta donde es posible que el mundo siga sus ritmos de crecimientos sin afectar
a la naturaleza, y qué implica este esfuerzo? Será posible mantener el ritmo de
crecimiento de las economías mundiales sin provocar un cambio climático
catastrófico?
Objetivos de Desarrollo Sostenible: Cambio Climático
Objetivo 13: Adoptar medidas urgentes para combatir el
cambio climático y sus efectos
El 2019 fue el segundo año más caluroso de todos los tiempos y marcó el final de la década más calurosa (2010-2019) que se haya registrado jamás. El análisis de NOAA determinó que las temperaturas globales de 2019 estuvieron 1,7 grados Fahrenheit (0,95 grados Celsius) por encima del promedio del siglo XX. GISS es un laboratorio integrado en la División de Ciencias de la Tierra del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland.
Los niveles de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases
de efecto invernadero en la atmósfera aumentaron hasta niveles récord en
2019. La concentración media anual de CO2 a escala mundial era
de aproximadamente 410,5 ppm en 2019, lo que supone un aumento con
respecto a las 407,9 ppm de 2018, tras haber superado el umbral de las 400 ppm
en 2015
El cambio climático está afectando a todos los países de
todos los continentes. Está alterando las economías nacionales y afectando a
distintas vidas. Los sistemas meteorológicos están cambiando, los niveles del
mar están subiendo y los fenómenos meteorológicos son cada vez más extremos.
A pesar de que se estima que las emisiones de gases de
efecto invernadero caigan alrededor de un 6 % en 2020 debido a las
restricciones de movimiento y las recesiones económicas derivadas de la
pandemia de la COVID-19, esta mejora es solo temporal. El cambio climático
no se va a pausar. Una vez que la economía mundial comience a recuperarse de la
pandemia, se espera que las emisiones vuelvan a niveles mayores.
Es necesario tomar medidas urgentes para abordar tanto la pandemia
como la emergencia climática con el fin de salvar vidas y medios de
subsistencia.
Situación actual del consumo energético
Según datos de la Global Energy Statistical Yearbook del año 2020, la situación de consumo energético del mundo ha alcanzado un crecimiento casi geométrico en los últimos 30 años. De hecho, con los datos del Anuario, se puede establecer que desde el 1990 hasta el año 2003, el consumo energético ha crecido a un ritmo sostenido del 1.08% anual, pero desde el año 2003 al 2019, este ritmo de crecimiento ha superado el 2.03% anual, o sea que la curva de consumo se ha intensificado en los últimos 16 años casi duplicando el ritmo de crecimiento del período anterior. Evidentemente, esta situación es preocupante para la salud y sostenibilidad del planeta, pero no parece ser la preocupación de las economías
mundiales.
En cuanto a las emisiones de carbono, la situación está íntimamente
vinculada al consumo energético de combustibles fósiles, aunque guarda muchas
similitudes con el consumo energético global: las emisiones de carbono han
crecido a un ritmo de 1.6% anual desde 1990, pero si medimos el período del
2003 al 2019, el crecimiento es del 1.81% anual! En valores absolutos, las
emisiones de dióxido de carbono casi se han duplicado de 2003 a la fecha, al comparar
dos períodos: de 1990 al 2003 y del 2003 al 2019, como se muestra en el cuadro.
Incremento de las emisiones de carbono
Evidentemente, la situación del cambio climático está íntimamente
ligada al crecimiento del consumo energético, que es la variable principal para
medir el crecimiento económico mundial, sin embargo se puede notar que la
intensidad de energía del Producto Doméstico Bruto ha venido disminuyendo
paulatinamente desde el 1990, pasando de un 0.174 koe/$2015p a un 0.110
koe/$2015p en 2019 (medido a precios constantes del 2015). Esto no ha evitado
que la temperatura del mundo venga en aumento, al igual que los niveles de
dióxido de carbono (CO2), como se presentó en la descripción del Objetivo 13.
Matriz Energética Mundial
Planteada así la situación, la pregunta que salta a la mente
es: cuál es la estructura de la producción energética? Cuánto estamos
consumiendo de qué recursos?
A nivel mundial, en el año 2019, se produjeron 14 mil 715 millones de toneladas equivalentes de petróleo, como se mostró en la gráfica de la producción energética mundial. Esto es el consolidado del consumo de las diferentes fuentes de energía comúnmente usadas en las industrias del mundo, así como en la producción de servicios: petróleo, gas natural, carbón y lignito, y electricidad. A efectos de poder comparar todos los tipos de fuentes energéticas usuales, se han convertido a millones de toneladas de petróleo equivalente, para lo cual se han empleado los factores de conversión usuales en la industria. Esto nos ha permitido llegar a las siguientes conclusiones:
Producción energética según fuentes, año 2019
La fuente energética mayormente usada es el carbón y
lignito, seguida del petróleo y el gas natural, quedando la energía eléctrica
en último lugar. Esto obedece la aplicación que se hace de las fuentes, sean la
industria, el transporte, la generación de energía eléctrica, la calefacción,
el consumo doméstico, etc..
Esta distribución nos permite afirmar que el 85% de la energía producida en el mundo proviene de fuentes fósiles y solamente el 15% viene de la electricidad, en todas sus formas.
Invertir la matriz de producción, para generar toda la
energía a base de fuentes no carbono contaminantes, requerirá transformar el
85% de la industria y de la tecnología consumidora de energía, para que
consuman energía eléctrica directamente.
En muchos sectores es un poco más fácil, por ejemplo en el
sector industrial, donde la mayoría de las maquinarias se mueven a base de
energía eléctrica.
Pero en el sector transporte (de carga y pasajeros), en la
construcción, en el consumo doméstico para la preparación de alimentos, la
reconversión a energía eléctrica puede presentar grandes problemas de inversión
en muchos países, tanto en la reconversión tecnológica de los medios empleados,
como en la generación de crecientes cantidades de energía a precios
competitivos para mantener y dinamizar la producción en dichos sectores.
Soluciones al Problema
Si se quisiera eliminar el uso de combustibles fósiles para
eliminar las emisiones de carbono se debería septuplicar la producción de
energía eléctrica, para que todos los medios de producción y de servicios
tuvieran la energía disponible para su uso, sin embargo, no podemos reconvertir
todas las industrias y los servicios a energía eléctrica, y continuar generando
la energía eléctrica por medio de combustibles fósiles, porque no se habría
cambiado para nada el problema.
Esto nos lleva a la necesidad de generar energía eléctrica
por medios renovables, sean hidráulicas o eólicas principalmente, o emplear
fuentes energéticas no emisoras de carbono, pero igual de peligrosas, o más,
como es el caso de la energía nuclear (Chernobil y Fucushima).
Por tanto, se puede avanzar en la solución del problema, no
eliminarlo radicalmente, reconvirtiendo sectores claves al consumo de energía
eléctrica, como el transporte terrestre a medios eléctricos, la reconversión
total de la industria productora de bienes y servicios de consumo final, el
consumo doméstico, generando energía a precios competitivos en relación con el
gas natural o licuado de petróleo, generando energía eléctrica más limpia
usando más gas natural en lugar de carbón o petróleo, incrementar la generación
eléctrica con energía eólica, y haciendo más eficientes los motores que
consuman petróleo, como en el caso de la aviación, para que no emitan tantos
contaminantes a la atmósfera.
Queda claro que no todos los países podrían realizar algunas
o todas las medidas sugeridas, como en el caso de Nicaragua, donde somos
deficitarios cuanto al equilibrio energético, y además, donde la energía
eléctrica se comercializa a precios exorbitantes en relación al resto del mundo.
El problema se agudiza cuando consideramos el hecho que somos un país netamente
consumidor de tecnología, y si el mundo se comienza a reconvertir,
indefectiblemente tendremos que comenzar a consumir los nuevos medios, como los
autos eléctricos. Por ejemplo, países europeos ya han eliminado la producción
de autos de combustible fósil, caso Suecia, y Toyota, la gran marca que domina
el país, se plantea eliminar los autos tradicionales por eléctricos a partir
del 2030! Eso quiere decir que tendremos que prepararnos a dejar la tecnología
de combustible fósil en ese año y preparar la economía para poder disponer de
estaciones de recarga de energía eléctrica a lo largo y ancho del país!
El reto aparentemente es imposible para Nicaragua, aunque
otros países de Centroamérica, como Costa Rica avanzan con pasos firmes hacia
esa meta, y en el caso de Honduras no presenta problemas aparentes para mejorar
el suministro de energía eléctrica a su país y a Centroamérica
Conclusiones
Ajustarse a los ODS 2030 es una necesidad mundial, ya que el
planeta se encuentra sobrecargado de emisiones de carbono que crean un efecto
invernadero que aumenta constantemente las temperaturas medias anuales, lo que
traerá como consecuencia cambios irreversibles en el medio ambiente planetario,
como el derretimiento de los casquetes polares y el aumento del nivel de las
mareas, entre otros efectos.
Los países industrializados, especialmente los que conforman
los bloques OECD, G7, BRICS, o la Unión Europea, deben realizar esfuerzos
ingentes y planificados para reducir las emisiones de carbono, alcanzando cada
vez más una producción industrial y de servicios más limpia. El reto está
dirigido principalmente a China, Estados Unidos, India, Rusia y Japón, que representan
casi el 50% del consumo mundial de energía. Los demás 180 países consumen el
restante 50% de la energía mundial.
La reconversión industrial para dejar de consumir combustibles
fósiles representa una fuerte inversión que estos países, principalmente,
deberán realizar de manera insoslayable y a lo inmediato, para poder poner al
mundo de nuevo en condiciones de sostenibilidad. Algunos Influencers, como Bill
Gates, estiman que los Estados Unidos deberán invertir más de 20 mil millones
de dólares, y hasta 50 mil millones a escala mundial, para alcanzar puntos de equilibrio
en cuanto a la sostenibilidad del cambio climático, para evitar una crisis
mundial que afectaría a todos, ciudadanos y economías.
Se deben realizar esfuerzos en la mejorar la capacidad de
innovación, tanto a nivel de país como de grandes conglomerados económicos,
para mejorar las posibilidades de lograr las metas planteadas, sin embargo, se
debe ser realista en cuanto a los objetivos: el estado de cero emisiones y el
año 2030 son prácticamente imposibles de lograr, es más seguro plantearse un
escenario más armónico para el año 2050, sin dejar de trabajar en todo el
trayecto.
Parece algo imposible, pero se tiene que afrontar. Igual de imposible fue la revolución industrial que nos puso en este camino.
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