Resumen de una vida

He llegado a los años de la vida donde se supone que has alcanzado una meseta, o en el mejor de los casos una cima, y de acá en más no queda otro camino que regresar a la tierra. Para muchos esto significa haber alcanzado una serie de "logros", de los cuales enorgullecerse y hacer gala en reuniones y convivios, o para contarle a los nietos o bisnietos, de las hazañas que realizaste, o los finales mejorados de las cosas simples, las cuales, con la edición, se han convertido en grandes aventuras.
Para muchos esto significa hablar de sus empresas, de su dinero, de las amistades famosas que conocieron, de los sitios que lograron visitar gracias a sus recursos, contando a la gente maravillada de tan sibarítica vida que han logrado vivir, y siendo de paso la envidia de todos.
Otros tantos harán gala de sus estudios, de los títulos y de las universidades que han visitado a lo largo de los años, de lo cuantiosa en recursos monetarios que fue su enseñanza, de lo apreciado por los docentes que fueron y de las grandes amistades intelectuales que han logrado acumular, y que por gracia de las impresiones tanto en papel como digitales, pueden dar constancia de su realización.
No faltará quienes se ufanen de lo mucho que lograron ascender en la escala laboral, de los cargos y puestos que desempeñaron a lo largo de su vida laboral, de los jefes (ministros, gerentes) que tuvieron y de lo muchos que les han apreciado, y por los cuales han logrado recibir diplomas, medallas, publicaciones en diarios y revistas especializadas, y de nuevo, las fotos que son testigos mudos de lo fabulosa que fue su vida.
Y por supuesto que siempre encontrarás a aquellos que te expresarán lo bien que les fue con la pensión del seguro social, que lograron tener pensiones de 30 y 40 mil córdobas, lo cual a tí te va a lastimar como cuchilladas en el amor propio, en el orgullo y en el bolsillo, pero sobre todo en la calidad de vida que tienes en estos últimos años.
Pero para tí como para muchos otros, la vida no ha sido nada de eso, al menos nada de lo fabuloso que ellos lo hacen parecer. Seguro tuviste tu negocito, alguna maestría, tus puestos, y tu menguante pensión, sin llegar a ser nada "extraordinarios", y tu te sientes triste, pusilánime, hasta cierto punto como un discapacitado, porque tu vida no fue nada "provechosa", y la envidia hasta puede quebrar tu bondad inherente.
De todas las cosas que pueden ser éxitos en la vida de muchos, lo que verdaderamente lamento es no haber podido consolidar una familia, ya que tuve varias, pero aunque puse todo mi empeño en querer  torcer la mano de Dios a mi favor por la última experiencia que tuve ya estando en los caminos del Señor, debo aceptar con mansedumbre que esa no era Su Voluntad y no se me dio ese regalo que tanto he anhelado.
Hoy, a pesar de haber tenido tres familias, varios hijos e hijas, otros tantos nietos y nietas, me encuentro solo, viviendo como trashumante, como al inicio, pero con 40 o 50 años más, lo cual, como es de imaginarse, nunca va a constituir un parelelismo. Máxime cuando por las situaciones mismas que se tienen que enfrentar en este día a día, ya no significas nada para nadie lo cual puede traer consecuencias altamente negativas para tu propia vida.
Quedar en un cuasi desamparo, con menos de la décima parte de todas las cosas que atesoraste para el buen vivir de tu familia en tus años de matrimonio, cuando no tienes ni donde freir un huevo, es una situación bastante lamentable para un hombre que dio lo mejor de si para alcanzar la dicha de tener una familia, es decir, como que no existe una proporcionalidad entre el delito y la pena, no existe una correlación entre las causas y los efectos, donde siempre se magnifica el daño realizado y se minimizan las acciones que pudiste llevar a cabo para el bienestar de los que fueron los tuyos en algún momento.
Que la Paz de Dios llene tu corazón, porque Él es el único que te puede aceptar tal y como has sido, siempre y cuando le reconozcas como Tu Señor y Tu Salvador.

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