Mi vida en el metaverso: emociones y sensaciones

Las emociones y sensaciones: podremos recrearlas en el alterverso?

Las hormonas de la felicidad que se conocen son las siguientes: Dopamina, Oxitocina, Serotonina y Endorfina. Además de las anteriores, el organismo produce Noradrenalina, Adrenalina, Estradiol, Testosterona, Fenil Etil amina, Melatonina, Vasopresin, Progesterona, Prolactina, Acetilholina y Tiroxina.

Todas ellas se combinan para producir los siguientes estados emocionales:

Manías, Ansiedad, Felicidad, Curiosidad, Ira, Excitación, Estrés, Depresión, Autismo, Temor, Apatía, Euforia, Revelación, Tristeza e Irritación.

Algunos estados requieren de una sola de las hormonas, pero otros estados emocionales requieren de la liberación de hasta cuatro hormonas simultáneamente en el torrente sanguíneo, como cuando nos estresamos o caemos en la depresión.

El oído humano percibe frecuencias entre 20 Hz (tono más bajo) a 20 kHz (tono más alto). Todos los sonidos por debajo de 20 Hz se califican como infrasonidos, aunque algunos animales los escuchan (como por ejemplo la rata topo o el elefante). Del mismo modo, todos los sonidos por encima de 20 kHz se califican como ultrasonidos, pero son sonidos para un gato o un perro (hasta 40 kHz) o para un delfín o un murciélago (hasta 160 kHz).

El oído humano capta los niveles de intensidad acústica comprendidos entre 0dB (umbral) a 120-130 dB. Esto es cierto para el rango de frecuencia media (1-2 kHz). Para frecuencias más bajas o más altas, la dinámica se reduce.

Sin embargo, todos los sonidos superiores a 90 dB dañan el oído interno e incluso pueden causar daños irreversibles por encima de 120 dB.

Vemos gracias a dos tipos de células que hay en nuestra retina: los conos y los bastoncillos. Los primeros son sensibles a los colores y nos permiten distinguirlos. Hay tres tipos diferentes de conos, que reconocen respectivamente el azul, el rojo y el verde. Gracias a ellos podemos  identificar alrededor de 100 gradaciones diferentes de esos colores. Después, el cerebro combina esa información y genera ese millón de tonos que puede ver el ser humano.

El sabor es la sensación que producen los alimentos u otras sustancias en el gusto. Dicha impresión a los componentes químicos de los alimentos está determinada en un 80% por el olfato y el 20% restante por el paladar y la lengua. Por eso cuando una persona está congestionada siente que los alimentos no tienen sabor. Por otro lado existen pequeñas estructuras en la superficie superior de la lengua llamadas papilas gustativas. Se componen de un grupo de células receptoras, que están conectadas a ramificaciones nerviosas que envían señales al cerebro. La lengua humana tiene alrededor de 10,000 papilas gustativas; dependiendo de su localización en la lengua tienen la habilidad de detectar mejor cierto tipo de estímulos o sabores.

Actualmente conocemos cinco sabores: dulce, salado, amargo, ácido, y umami. Se considera que el sabor dulce y salado se detecta en la punta de la lengua, el amargo en la zona posterior, mientras que el sabor ácido y el sabor umami son captados en los laterales y en la zona intermedia de este órgano, aunque estudios recientes indican que la distribución podría ser más uniforme en toda la lengua.

La nariz te permite oler todo lo que te rodea. Al igual que los ojos te ofrecen información al ver y tus oídos te ayudan a oír, la nariz te ayuda a saber qué sucede al oler. De hecho, ¡la nariz es tan potente que puede llegar a oler hasta 10.000 olores diferentes! Lo hace con la ayuda de muchas partes ocultas dentro de la cavidad nasal y la cabeza.

El sentido del tacto: A través de las terminaciones nerviosas de la piel, el cuerpo recibe todos los estímulos que nos genera el tacto. En un solo centímetro cuadrado de piel hay más de 5000 receptores sensitivos, que envían la información instantáneamente al cerebro, quien decide cómo actuar en base al estímulo. Esto nos da un total de 100 millones de receptores sensitivos.

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano, en un adulto promedio posee una superficie aproximada de 2 metros cuadrados y pesa alrededor de 5 kg. Está en permanente relación con los otros órganos del cuerpo, y es a través de ella que nuestro cuerpo nos revela disfunciones y malestares que nos afectan, así como también muestra nuestras emociones: traspiramos cuando estamos nerviosos, nos ponemos colorados si algo nos da vergüenza y hay emociones y estímulos que nos dan “piel de gallina”.

Una vez que conocemos lo vasto del diseño del organismo humano, surge la interrogante de cómo se podrá hacer para reproducir esta amplísima gama de sensaciones y emociones a través del alterverso, a fin de que podamos interactuar en dicho universo alternativo con totalidad de percepción como en la vida real.

Lo primero que viene a la mente es el diseño de trajes ajustables al cuerpo, dotados de terminales eléctricas que modulen la interacción del alterverso con la piel, sin embargo, en cuanto a los otros sentidos, la cosa es un poco más complicada, por ejemplo la interacción para reproducir sabores, ya que tendríamos que tener dentro de la cavidad bucal un dispositivo que nos interconecte con el mundo virtual. Y para recrear los aromas?

Esto nos lleva a la conclusión, tal vez anticipada, que por mucho esfuerzo que se haga para tratar de reproducir la percepción de sensaciones a través de los sentidos, no se podrá alcanzar, en el corto tiempo, no menos de 5 años, el desarrollo de dispositivos receptores tan completos como los órganos de los sentidos con que estamos dotados por naturaleza. En todo caso, se podrán diseñar dispositivos que tengan un porcentaje de las capacidades del organismo, pero no de forma tal que cubran el 100 por ciento de las capacidades del organismo humano.

Luego surge la otra pregunta: y para recrear los estados emocionales, ¿cómo generarán los mensajes para que la pituitaria, en conjunto con las demás glándulas de secreción interna, liberen las hormonas adecuadas y en las proporciones correctas, para inducir al navegante inmerso en el alterverso un estado emocional determinado? No todos los humanos somos iguales en cuanto a nuestra sensibilidad a las hormonas, por lo que una métrica promedio no surtirá efecto en determinados seres humanos, y provocará una híper reacción en otros más sensibles.

De todos los retos que se plantean para la construcción de un alterverso completo, los relacionados con las emociones y sensaciones son los que parecen más complicados de resolver.

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